jueves, 15 de marzo de 2012

ASUNTOS EXTRANJEROS: PUTIN, EL NUEVO

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Dadas las circunstancias grilleras en México, lo visto en las recientes elecciones presidenciales de Rusia pareció un adelanto de lo que nos espera como país, de no ponernos las pilas como ciudadanos y rechazar los recursos idiotas de los propagandistas de los tres seudo partidos grandes emplumados.

El hombre fuerte de Rusia, Vladimir Putin, regresara al Kremlin para retomar las riendas de esa nación, que en realidad no soltó durante sus cuatro años como primer ministro, tras ganar abrumadoramente las elecciones presidenciales.

“Todos estos ocho años trabajé como esclavo de galeras, de la mañana a la noche”, afirmó Putin, al resumir sus dos primeros mandatos presidenciales (2000-2008), al hablar ante sus seguidores.

La realidad y la declaración embonan al estilo de nuestros politicazos, que entre el melodrama y el malabarismo circense, se auto convencen que casi el destino los eligió para salvar al resto de los mortales.

El premier, a quien los sondeos pronosticaban una victoria por encima del 50% de los votos, obtuvo más del 64% de los sufragios tras el escrutinio inmediato de más de la mitad de las papeletas emitidas. “Así que, los resultados no han representado una sorpresa para mí, aunque es agradable su confirmación”, acotó.

Y como no, si cual mapache electorero con penacho Putin aplastó cualquier posibilidad mínima de perder, acomodando el escenario para obtener discretamente el poder y guardar las apariencias “democráticas”.

Según el recuento de la Comisión Electoral, detrás de Putin se ubica el líder del Partido Comunista, Gennady Zyuganov, con el 17.3% de los votos. El ultranacionalista Vladimir Shirinovski y el multimillonario Mijail Projorov recibieron cerca de 7%, mientras el izquierdista conservador Serguei Mironov apenas logró un apoyo de 4%. La participación electoral se ubicó en torno al 64%.

Por supuesto, después de esas cifras iniciales la tendencia varió muy poco, y literalmente nada más faltaba el servilismo mediático habitual para sentirse en el día después del próximo dos de julio mexicano.

Mezclando el cinismo de cualquiera de los tres abanderados mexicanos, dos horas después del cierre de los centros de votación, con lágrimas en los ojos, Putin proclamó su victoria ante más de 110 mil personas. “Hemos ganado. ¡Gloria para Rusia!”, gritó el candidato del Kremlin en un discurso en la Plaza Menezhnaya, en el centro histórico de Moscú, emitido por la televisión estatal.

Con sus 59 años bien llevados, Putin se muestra dispuesto a asumir el mando con renovados bríos.

“Los resultados electorales no han sido una sorpresa. Nuestros sociólogos han aprendido a pronosticar muy bien los resultados”, dijo Putin. Aseguró que cumplirá con todas las promesas que hizo durante la campaña electoral, como aumento de salarios, pensiones y subsidios por valor de cientos de millones de dólares.

No hubo pierde. El electorado ruso posee demasiadas semejantes con el mexicano: aguanta, aguanta y aguanta.

Putin defendió la limpieza de las elecciones, que dijo haber ganado “en una lucha abierta y limpia”, y sostuvo que se trató de una prueba para la independencia y la madurez del país.

El primer ministro, que estuvo acompañado en la tribuna por el presidente Dmitri Medvedev, dijo que el pueblo ruso demostró que los intentos de destruir al Estado están condenados al fracaso.

“Este triunfo es necesario para todo el país”, dijo Medvedev, que declaró a Putin como el ganador.

Cualquier deja vú es mera coincidencia. Por unos instantes creímos estar escuchando a nuestros demagogos.

Naturalmente, metidos en “el privilegio de mandar”, la oposición cuestionó la transparencia de las elecciones y realizó protestas, que fueron reprimidas y facilitaron la detención de los cabecillas no legalizados. Zyuganov sostuvo que la votación “no fue ni limpia ni justa” y se negó a felicitar a Putin. Observadores electorales independientes informaron de unas 3 mil 500 irregularidades.

Según la agencia Interfax, el premio Nobel de la Paz y ex líder soviético Mijail Gorbachov exigió una reforma del sistema electoral. “Hay grandes dudas de que esto refleje la verdadera opinión pública en la sociedad”.

Desde el entorno de Putin se oyen voces que auguran una versión renovada del líder ruso, pero los opositores denuncian que su objetivo es perpetuarse en el poder. “Se quedará por lo menos hasta el año 2030”, dijo Yirinovski.

Jurista de formación y con un título en economía, Putin es acusado por sus adversarios de ser el principal responsable de la corrupción rampante en país y de haber convertido a sus amigos de San Petersburgo, su ciudad de origen, en multimillonarios.

El ex agente de la KGB asumirá el cargo en mayo de 2012 de manos de Medvedev, al que propondrá como jefe del Gobierno. Las elecciones del domingo cuatro de marzo pasado son las primeras con la reforma constitucional que prolonga el mandato presidencial de cuatro a seis años y que permite al presidente electo encadenar dos mandatos seguidos, en caso de volver a ganar en 2018.

En claro, se instauró la alfombra roja para que el presidente de Rusia sea quien logre los consensos verdaderamente insustituibles y gobierne para la minoría, que ha sido la única beneficiaria de la transición socialista al libre mercado.

Putin, en semejanza a los grillos mayores mexicanos, se mantuvo en el poder, no para hacer el bien, sino para preservar el orden que permite a Rusia mantenerse a la sombra del poderío que alguna vez tuvo, arañando el sitio de honor que le ofrece el mundo.

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