sábado, 21 de agosto de 2010

FARFADET: AMOS DE LA GUERRA

Regresamos a la poesía de Bob Dylan, para recordarles, como lo hiciera en 1963 este talento inclasificable de la música popular del siglo XX, que México está en guerra y que son sus jóvenes la carne de cañón para beneplácito de los adultos que respaldan a Felipe Calderón y sus decisiones asesinas.

Vengan señores de la guerra,
ustedes que construyen todas las armas,
ustedes que construyen los aviones de muerte,
ustedes que construyen las grandes bombas,
ustedes que se esconden detrás de paredes,
ustedes que se esconden detrás de escritorios,
sólo quiero que sepan
que puedo ver detrás de sus máscaras.

Ustedes que nunca hicieron nada
excepto construir para destruir,
ustedes juegan con mi mundo
como si fuera su juguetito,
ustedes ponen un arma en mi mano
y se esconden de mis ojos
y se dan vuelta y corren alejándose
cuando las balas rápidas vuelan.

Como el viejo Judas,
mienten y engañan.
Quieren hacerme creer
que una guerra mundial puede ganarse,
pero veo a través de sus ojos,
veo a través de sus cerebros,
como puedo ver a través del agua
que fluye por mi coladera.

Ustedes ajustan los gatillos
para que otros disparen
y luego retroceden y observan.
Cuando las bajas crecen
se esconden en sus mansiones
mientras la sangre de los jóvenes se escapa de sus cuerpos
y se entierra en el lodo.

Ustedes arrojaron el peor miedo
jamás imaginado,
miedo a traer niños al mundo,
por haber amenazado a mi bebé
no nacido y no nombrado,
ustedes no valen la sangre
que corre por sus venas.

Qué tanto sé
para hablar a destiempo,
podrán decir que soy joven,
podrán decir que soy ignorante,
pero hay una cosa que sé,
aunque sea más joven que ustedes:
aun Jesús nunca perdonaría
lo que ustedes hacen.

Dejen preguntarles algo
¿es su dinero tan bueno?,
¿podrá comprarles el perdón?,
¿creen que lo hará?
Creo que ustedes encontrarán
cuando la muerte tome lo suyo
que todas sus fortunas hechas
no podrán comprarles nuevamente su alma.

Y espero que mueran
y que sus decesos ocurran pronto,
yo seguiré sus ataúdes
en la tarde pálida
y observaré mientras son bajados
a su lecho de muerte
y me pararé sobre sus tumbas
hasta que esté seguro que están muertos.

No hay comentarios: