miércoles, 6 de mayo de 2009

MALA LECHE: LOS CHINOS

A nosotros que nos expliquen cómo es que, primero, el patrimonio nacional (el señor Calderón) vestido de luces, exponiéndose heroicamente al contagio de influenza, intercambia palabras memorables de gratitud y alabanza hacia el desprendimiento de China para mandar a México el primer avión de ayuda humanitaria, y unos días después, a causa de una determinación soberana del gobierno de aquel país para prevenir la expansión del virus y cercar a unos compatriotas, accede a poner el grito en el cielo y casi convocar a los aldeanos y sus antorchas para rescatar a los mexicanos “prisioneros” de las garras del dragón. Vaya forma de manejar la memoria.

Luego está la inclinación pro norteamericana que hace decir a los polkos de la emergencia que nuestro única República hermana son los Estados Unidos de América, que la nueva pareja presidencial se ha portado a la altura y, de palabra, cambiaron el desastre nacional por una bella estampa del American Dream, que en estos momentos de prueba el Hermano Mayor, espalda con espalda, se está desviviendo para que México tenga oportunidad de levantarse con happy meals y sodas.

Los admiradores de la Cuba castrista (qué hay otra) recogieron el rabo y reconocen que el bloqueo de tránsito de mexicanos a la isla no expresa las repetitivas consignas de la hermandad y el destino común que los Fideles, Silvios y Pablos predicaban a los cuatro vientos, que pensándolo mejor, Miami es un destino menos agresivo que nuestro pueblo tan afecto al son, la trova y los moros con cristianos, y a los desfiguros trasnochados del 26 de julio.

Las reacciones negativas de Chile y Argentina se toman como una expresión propia de sus idiosincrasias y no asombran a los mexicanos que de tanto conocerlos ya los tenemos en casa.

Pero los chinos, esos sí encendieron la furia de los emplumados, por que una cosa es que el reino de Quetzalcóatl se nos ponga flamenco y otra muy distinta es que esos “chales” (la economía en expansión número uno en el mundo) nos mienten la madre y traten como “puercos” (San Canaca, en gloria esté) a unos compatriotas que volaban por ahí. Eso calienta.

Los “Juan Escutia” de siempre, que no saben el modo de quitarse el sambenito de coyones son los que proponen bloqueos, embargos y hasta expulsión de orientales nomás pa’que sepan en Bejing lo que es amar a dios en tierra de indios.

Por supuesto, China está tan preocupada que nanay de disculparse y exige al gobierno de México que sea objetivo y que no se cuelgue del arrozal para mover los reflectores. Cada Estado, según el Derecho Internacional, tiene la libertad de hacer lo que considere pertinente dentro de su territorio con sus ciudadanos y visitantes para garantizar su seguridad. ¿O no?

Se espera que con el arribo de los mexicanos rescatados en China, los políticos y los medios de comunicación tengan carnita para engañar el hambre de protagonismo y regodearse de la victimización de esos connacionales. Hasta a la Primera Dama salió en el garlito y tendrá que poner cara de afectación por los émulos de san Felipe de Jesús.

Y en pleno jubilo patriota, el General Zaragoza, perdón, el presidente Calderón con motivo de la conmemoración de la batalla del 5 de mayo, aseguró que México salvó a la humanidad; ¿y quién salva a la humanidad de México?. Nada más para redondear la idea.

También le recordamos al preciso Calderón que si bien las armas nacionales se cubrieron de gloria ese 5 de mayo de 1862 al vencer a las tropas invasoras de Francia, el mejor ejercito de la época, los mexicanos no persiguieron hasta el exterminio a los soldados en retirada y terminamos metidos en una farsa imperial por la que aun suspiran los seudo aristócratas actuales. Campanas por adelanto llaman a muerto.

¿Y la emergencia? Suponemos que por decreto ya está controlada.

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