LAS 33 ESTRATEGIAS DE LA GUERRA
ROBERT GREENE
EDITORIAL: OCEÁNO
ROBERT GREENE
EDITORIAL: OCEÁNO
POR: Raúl Gómez Miguel y Marcia Trejo
Es un hecho comprobado que dentro de la Publicidad y la Mercadotecnia, el pensamiento y la práctica de la estrategia constituyen un valor profesional insustituible y, por ende, una marca distintiva que jerarquiza a los hombres y las instituciones que lo estructuran correctamente.
A lo largo de nuestra formación especializada hemos consultado las grandes obras del tema y las aproximaciones que especialistas hacen a los pensamientos de los reconocidos estrategas universales de todos los tiempos. Pero en esta materia un requisito es indispensable: sólo se aprende ejerciendo.
Por ello nos resulta útil que alguien se tome la gentileza de reducir, que no resumir, las enseñanzas de la estrategia y las explique a través del ingenio de celebridades como Sun Tzu, Napoleón, Maquiavelo o Clausewitz. El trabajo en sí es difícil y los alcances trascendentes, en especial, porque al igual que el amor o el sexo, en esto de la estrategia cualquiera dice saberlo todo sin meditar que tan real es su apreciación.
Robert Greene, a diferencia de muchos que dicen intelectuales y autoridades de la estrategia, ha conseguido el reconocimiento público mediante el suministro de herramientas básicas para la comprensión del fenómeno. “Las 48 leyes del poder”, libro publicado en inglés durante 1999, trazó una forma válida de acercar al gran público a los rincones del mando y la autoridad usando la compilación y la definición de un esquema eje que diera validez a las observaciones del autor.
“Las 48 leyes del poder” se tradujo al español en 2000 por la Editorial Atlántida repitiendo el éxito de ventas que había alcanzado en los Estados Unidos y terminó por convertirse en un texto formativo para diferentes carreras universitarias.
“Las 33 estrategias de la guerra”, Océano 2007, repite el modelo y profundiza en la técnica que otorga el mando y la autoridad, enfatizando los elementos rigurosos que, a su juicio, dotan a los individuos de los recursos indispensables para alcanzar metas y derrumbar obstáculos.
En este segundo libro, Robert Greene toca el aspecto menos atractivo del magnetismo político, plantea el trabajo permanente que implica ganar voluntades y obrar en consecuencia. Otra vez, los maestros de siempre acuden a sustentar cada apartado de la hipótesis correspondiente enalteciendo la clandestinidad irrenunciable que respalda la aclamación de la gente.
A quienes ejercitamos la comunicación social en cualquier forma, el libro es una lectura obligada, ya para reflejar nuestro trabajo o ya para enmendar los errores que lo empañan. La estrategia de la guerra no es ajena a la difusión e impacto de mensajes sociales; es garante de que las metas serán cumplidas y los intereses satisfechos.
Superior a cientos de títulos apadrinados por editoriales vinculadas al ámbito empresarial y de negocios, la obra es sincera, exhaustiva, inteligente, honesta y útil. No trata de ganarse a nadie y simplemente se regula por el sentido común y las variantes adecuadas. Aquí no se socorre a la historia de éxito o el caso Selecciones. Aquí se regresa a la Historia y los momentos decisivos que han forjado cuanto somos. En estas páginas no hallamos aquello que nos gustaría, topamos con lo que nos es necesario. No se le dan palmadas en la espalda al respetable; se le indica que TODAS las decisiones que tome y no tendrán repercusiones que son exclusivamente de su responsabilidad.
Pocas veces un documento puede resistir tantas lecturas y salir airoso. Los libros de Robert Greene no tienen pierde. Se leen por gusto, urgencia o cierto masoquismo sádico. No importa, el punto es reconocer en las voces de los siglos la advertencia, el consejo o la máxima para no repetir estupideces o tropezarnos con la misma piedra. Pongamos que son lecciones preventivas a prueba de idiotas.
Hágase un favor a usted y los demás, y consuma esas líneas, reconozca que no hay nada nuevo bajo el sol o que sólo rescatamos lo que hemos olvidado, y asista a la recuperación de la condición humana y a la maravillosa experiencia de vivir como se nos dé la gana aun bajo la admiración de los detractores.
Es un hecho comprobado que dentro de la Publicidad y la Mercadotecnia, el pensamiento y la práctica de la estrategia constituyen un valor profesional insustituible y, por ende, una marca distintiva que jerarquiza a los hombres y las instituciones que lo estructuran correctamente.
A lo largo de nuestra formación especializada hemos consultado las grandes obras del tema y las aproximaciones que especialistas hacen a los pensamientos de los reconocidos estrategas universales de todos los tiempos. Pero en esta materia un requisito es indispensable: sólo se aprende ejerciendo.
Por ello nos resulta útil que alguien se tome la gentileza de reducir, que no resumir, las enseñanzas de la estrategia y las explique a través del ingenio de celebridades como Sun Tzu, Napoleón, Maquiavelo o Clausewitz. El trabajo en sí es difícil y los alcances trascendentes, en especial, porque al igual que el amor o el sexo, en esto de la estrategia cualquiera dice saberlo todo sin meditar que tan real es su apreciación.
Robert Greene, a diferencia de muchos que dicen intelectuales y autoridades de la estrategia, ha conseguido el reconocimiento público mediante el suministro de herramientas básicas para la comprensión del fenómeno. “Las 48 leyes del poder”, libro publicado en inglés durante 1999, trazó una forma válida de acercar al gran público a los rincones del mando y la autoridad usando la compilación y la definición de un esquema eje que diera validez a las observaciones del autor.
“Las 48 leyes del poder” se tradujo al español en 2000 por la Editorial Atlántida repitiendo el éxito de ventas que había alcanzado en los Estados Unidos y terminó por convertirse en un texto formativo para diferentes carreras universitarias.
“Las 33 estrategias de la guerra”, Océano 2007, repite el modelo y profundiza en la técnica que otorga el mando y la autoridad, enfatizando los elementos rigurosos que, a su juicio, dotan a los individuos de los recursos indispensables para alcanzar metas y derrumbar obstáculos.
En este segundo libro, Robert Greene toca el aspecto menos atractivo del magnetismo político, plantea el trabajo permanente que implica ganar voluntades y obrar en consecuencia. Otra vez, los maestros de siempre acuden a sustentar cada apartado de la hipótesis correspondiente enalteciendo la clandestinidad irrenunciable que respalda la aclamación de la gente.
A quienes ejercitamos la comunicación social en cualquier forma, el libro es una lectura obligada, ya para reflejar nuestro trabajo o ya para enmendar los errores que lo empañan. La estrategia de la guerra no es ajena a la difusión e impacto de mensajes sociales; es garante de que las metas serán cumplidas y los intereses satisfechos.
Superior a cientos de títulos apadrinados por editoriales vinculadas al ámbito empresarial y de negocios, la obra es sincera, exhaustiva, inteligente, honesta y útil. No trata de ganarse a nadie y simplemente se regula por el sentido común y las variantes adecuadas. Aquí no se socorre a la historia de éxito o el caso Selecciones. Aquí se regresa a la Historia y los momentos decisivos que han forjado cuanto somos. En estas páginas no hallamos aquello que nos gustaría, topamos con lo que nos es necesario. No se le dan palmadas en la espalda al respetable; se le indica que TODAS las decisiones que tome y no tendrán repercusiones que son exclusivamente de su responsabilidad.
Pocas veces un documento puede resistir tantas lecturas y salir airoso. Los libros de Robert Greene no tienen pierde. Se leen por gusto, urgencia o cierto masoquismo sádico. No importa, el punto es reconocer en las voces de los siglos la advertencia, el consejo o la máxima para no repetir estupideces o tropezarnos con la misma piedra. Pongamos que son lecciones preventivas a prueba de idiotas.
Hágase un favor a usted y los demás, y consuma esas líneas, reconozca que no hay nada nuevo bajo el sol o que sólo rescatamos lo que hemos olvidado, y asista a la recuperación de la condición humana y a la maravillosa experiencia de vivir como se nos dé la gana aun bajo la admiración de los detractores.
1 comentario:
http://ferzvladimir.blogspot.com/2009/02/el-arte-de-plagiar.html
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