viernes, 13 de abril de 2012

ELECFICCIONES: PARTIDOS Y MUJERES

POR.- EL DODO ELECTOR

Sentando un pésimo precedente electoral egocéntrico y sexista, la postura de la candidata a la presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota, de conseguir sufragios exclusivamente por el hecho de ser mujer revela un truco barato de propaganda y no una preocupación seria de dignificar al género a través de cualidades de mayor impacto.

El 51.84 % del listado nominal de electores son mujeres. Una simple y contundente mayoría. No obstante, los partidos políticos, a pesar de sus promesas de campaña, aun no han concretado una opción política clara y permanente para este público.

Por ejemplo, en uno de los temas que más polariza a la sociedad mexicana —el de la interrupción legal del embarazo (ILE)—, y en un contexto nacional en el que 17 estados de la República (más de la mitad del país) penalizan en sus constituciones locales el derecho al aborto, el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática nuevamente se confrontan en la defensa del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, mientras que el Partido Revolucionario Institucional mantiene una indefinición al respecto.

Mientras Josefina Vázquez Mota se desgreña “por ser mujer”, es la primera en respaldar el anacronismo histórico del PAN que busca “promover” instituciones públicas y apoyar a las privadas que atiendan psicológica, social y económicamente a las mujeres embarazadas que deseen abortar, con el fin de que “tengan otras opciones”.

Por ende, Acción Nacional “fortalecerá” los sistemas de adopción, para que los bebés y las y los niños puedan encontrar más fácilmente un hogar.

Este objetivo electoral del panismo coincide con las actividades que desde hace por lo menos 10 años lleva a cabo el antiabortista Comité Nacional Provida vía los llamados Centros de Ayuda para la Mujer (CAM).

En corto, la candidata y el partido están por limitar la libertad de las mujeres para decidir qué hacer con su cuerpo.

El propósito de la reacción es uno: atentar contra los derechos reproductivos de las mujeres.

El PRD, partiendo de la experiencia obtenida en la Ciudad de México, se compromete impulsar una política que garantice el derecho constitucional de las mujeres y sus parejas a “decidir libremente el número y espaciamiento de los hijos”.

También plantea difundir la legislación vigente para promover el ejercicio de sus derechos, para denunciar y acceder a servicios de alta calidad para la ILE.

El PRD propone una revisión a la legislación sobre interrupción del embarazo, para proteger a las mujeres de los abortos inseguros y evitar miles de muertes cada año.

EL PAN, dentro de su plataforma electoral, propone una reforma constitucional, para proteger “la vida humana desde la concepción y hasta la muerte natural”.

Asimismo plantea que en la Ley de Reproducción Asistida se establezca “la prohibición expresa” de la criogenia (congelación de células), así como de la congelación o manipulación de embriones con fines de investigación

Por supuesto, aunque estas ¿reflexiones? están al alcance del público, muy pocos medios y escasa ciudadanía las ha leído.

El Partido Revolucionario Institucional, al margen de cacarear la prioridad que tiene la mujer en sus filas y votos, de las 104 hojas que consta su plataforma electoral dedica solo una página a las mujeres, en la que hace un listado de buenas intenciones para resolver problemáticas como la muerte materna y el embarazo en adolescentes.

Las mexicanas ni siquiera son citadas en temas como seguridad y justicia, rubro en el que ellas son las principales víctimas debido a la guerra contra el narcotráfico emprendida por Felipe Calderón, y la ola de feminicidio que tan sólo durante el gobierno de Enrique Peña Nieto en el Estado de México dejó 922 mujeres asesinadas.

En el fondo de la mentalidad sectaria de los partidos políticos mexicanos, persiste la incongruencia en dotar de humanidad plena a las mujeres, negándoles el derecho a exigirles trabajo y propuestas reales dirigidas a sus necesidades propias, y no simplemente como “masa acarreada”.

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