jueves, 14 de abril de 2011

EDITORIAL: SE QUEJA LA BESTIA

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Aquí les ponemos la nota para que cada cual saque a relucir el cobre. Por mi parte he decir que como ciudadano en pleno goce de mis derechos y en el total cumplimiento de mis obligaciones, desconozco a Felipe Calderón Hinojosa como “mi” representante porque cuestiono su origen legal, ideológico y práctico; lo siento no creí, creo o creeré en la Derecha (tampoco en las diversas agrupaciones seudo políticas mexicanas de cualquier credo). Sin embargo, mantengo un respeto cívico por la investidura presidencial, como por cualquier mandato emanado de la Constitución, por ende, tengo la garantía, en “iuren” y “facto”, de expresar mi cuestionamiento enérgico por la manera cobarde, canalla y criminal en que la mentalidad retorcida de un burócrata ha puesto en peligro la integridad de mi Pueblo, Nación y Estado. No me desdigo, nomás aclaro.


El presidente Felipe Calderón censuró el "ataque político" al gobierno federal y a las Fuerzas Armadas por su lucha anticrimen y demandó que la condena y el "ya basta" colectivo y nacional sea en contra de los criminales, a quienes sí se debe frenar, y no hacia quienes los combaten.

Al hablar ante empresarios, Calderón dijo que "vale la pena recordar: el condenar a quien debe condenarse. El hacer o decir un ‘ya basta' a los criminales porque no podemos confundirnos, los que asesinan son ellos, son los criminales; los que matan jóvenes inocentes son los criminales; los que secuestran y asesinan migrantes son los criminales; los que tienen asoladas grandes partes de nuestra sociedad o territorio es la delincuencia".

Justo una semana después de las manifestaciones en todo el país en contra de la estrategia anticrimen, tras el asesinato de siete jóvenes en Cuernavaca, Morelos, uno de ellos hijo del poeta Javier Sicilia, Calderón salió al paso.

"Lo que están afectando a las familias mexicanas es la delincuencia, organizada o no, grande o pequeña; desde el que roba la bolsa a una señora hasta el que secuestra a un empresario o mata a un migrante. Son delincuentes, son criminales, son enemigos de México. A ellos hay que frenarlos, a ellos hay que condenarlos, hacia ellos debe ir un ‘ya basta' colectivo y nacional. ‘Ya basta' a los criminales y en eso estamos empeñados todos, estoy seguro, sociedad y gobierno".

El público empresarial estalló en aplausos a Calderón, quien remató: "No debemos confundirnos".

Interrumpido por la ovación, Calderón reiteró: "Así que no debemos confundirnos: ellos son los enemigos, los que secuestran y asesinan, no los que combaten a quien secuestra y asesina. Ellos son los enemigos, los que asaltan, roban y envenenan a los jóvenes, no quienes los combaten. El enemigo está ahí en la delincuencia, común y en la organizada y por eso debemos hacer un frente común también, porque no debe escudarse precisamente en el deseo político de atacar a una u otra instancia de gobierno o al gobierno federal o a las fuerzas armadas el propósito político de atacarlas con el deseo de la sociedad de tener seguridad y paz".

Calderón afirmó que "lo que tenemos que hacer es unirnos contra quien es el verdadero gobierno, quien delinque y no quien combate a los que delinquen".

Además, reveló que han sido detenidos ya han sido detenidos 15 "delincuentes inescrupulosos" responsables de la matanza de más de 100 personas en Tamaulipas y que uno de ellos tiene 19 años de edad y confesó haber ejecutado a más de 200 personas.

La presencia de las fuerzas federales en Coahuila sí ha aliviado a la gente, aunque el secuestro se incrementó entre 2009 y 1020 en 430% y por ello se requiere un esfuerzo extraordinario.


La nota aparecida el martes 12 de abril de 2011 en El UNIVERSAL ON LINE, indigna, precisamente, por la desfachatez en que el mandatario se desliga del compromiso esencial que tiene para mantener el interés y la seguridad nacionales (no los de su camarilla).

Nadie está cuestionando que se persiga a la delincuencia; es una de las prioridades de cualquier gobierno medianamente democrático. Lo que se pone en duda es que se ataque a tontas y a locas, para luego dejar a la ciudadanía como rehén de TODAS las fuerzas en conflicto. Ningún inocente debió morir. Ningún inocente debió padecer la perdida de un ser querido. Ningún mexicano tiene que aceptar que el lugar más seguro está fuera de su país.

Señor Calderón, no llore lo mismo que propició, y aprenda a cargar con la condena pública de tener las manos batidas en sangre de la gente que usted prometió proteger.

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