domingo, 24 de enero de 2010

ASUNTOS EXTRANJEROS: UN BLUES PARA IRAK

Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

La coherencia es una de las cualidades destacadas de la política y, sin embargo, es una de las más difíciles de hallar.

Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos, hizo la promesa a sus electores que sus efectivos militares saldrían de las zonas de conflicto y regresarían a casa.

El sábado 23 de enero de 2010, la Infantería de Marina de los Estados Unidos entregó de manera formal a las autoridades de Irak el control de la provincia de Anbar, centro de mando del desierto occidental del país, y uno de los puntos medulares de la lucha contra los insurgentes iraquíes.

La ceremonia protocolaria sucedió en Ramadi, espacio cercano a Bagdad y escenario de las batallas intensas por el dominio del país. Con himnos, banderas y sonrisas, los funcionarios militares cumplieron con el primer paso de una salida rápida para trasladarse a Afganistán, preocupación ascendente de la Casa Blanca.

En el esquema de dominio bélico de los Estados Unidos es hora de juntar la mayoría de recursos humanos y materiales para desmontar el conflicto afgano y hacerse de un territorio estratégico para el tránsito de mercancías legales e ilegales en esa parte del mundo.

Se espera que los infantes de marina norteamericanos asentados en Irak salgan en su totalidad el 31 de agosto de 2010.

Bagdad, la capital de Irak, y Anbar, puerta de acceso al desierto, quedarán bajo la protección de la primera división del Ejército de ocupación.

Joe Biden, Vicepresidente de los Estados Unidos, efectúa conversaciones fuertes con los representantes de las fuerzas políticas locales con el propósito de agilizar la instalación de la democracia, mediante un proceso electoral que excluya a candidatos vinculados con el depuesto y ajusticiado tirano Saddam Hussein.

Siete años después de una supuesta operación agresiva eficiente, Estados Unidos comienza a medio levantar el tiradero y espera que a quienes deje encargado Irak, no enloquezcan como Hussein, so pena de tener un similar destino.

La paz no gana en esta salida precipitada de las tropas estadounidenses porque la inestabilidad interior de Irak dará bandazos, precisamente por la realidad que empuja a ciertos sectores políticos a tildar de títere el endeble régimen que los Estados Unidos han impuesto.

Tampoco va ser sencillo olvidar y empezar a conciliar el dolor de estos años de ocupación en que víctimas supervivientes y muertos dan constancia de la bondad característica de una fuerza de ocupación.

Irak, en teoría está entero, sin embargo, el gasto militar estadounidense será sustituido por programas de ayuda financiera para que el caos adverso a la seguridad de Washington no resurja.

La Casa Blanca confía que en las próximas elecciones del 7 de marzo, los iraquíes voten por la democracia, la justicia y el orden, en el concepto imperialista por supuesto, y la movilización de las tropas no se complique.

Ante el hecho una preocupación salta: Afganistán se tornó en una plaza difícil de controlar y viene a la memoria la derrota que implicó para la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas una intervención del mismo tipo en el mismo lugar.

La asignación de mayores soldados equipados con una tecnología superior, habla por los bajo de algo que la humanidad no sabe que está ocurriendo realmente en Afganistán.

No echemos las campanas al vuelo, en los meses por venir Irak y Afganistán serán noticia tanto para fortalecer la imagen mundial de Obama como para mostrar si la mayoría demócrata no se equivocó.

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