POR: Marcia Trejo y Raúl Gómez Miguel
ELOGIO DE LA LENTITUD. CARL HONORÉ. RBA OCÉANO. Los extremos terminan por integrarse en otra dimensión. Al principio, el progreso incitó al trabajo total y despiadado, a la prisa y a la urgencia, a la adicción y al infarto, después, los beneficiaros de ese progreso atroz meten reversa y advierten los excesos de la premura y la ansiedad, recomendando la vida campechana, tranquila, plena e idílica de tomarse las cosas con calma, procurando el goce permanente de quien ve los toros desde la barrera sin riesgo ni temor. La postura, que puede tomarse a chiste, insisten es seria y ha propiciado la documentación erudita de rigor y los aspavientos intelectuales correspondientes; todo en honor a la libertad del hombre a enorgullecerse de su flojera y placeres derivados. No está mal para un mundo que se consume en la velocidad.
1 comentario:
No hay urgencias, sólo pend... con prisa.
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