POR: Cristian Viveros
Una de las grandes desilusiones que me llevaré a la otra vida es la de ver las carteleras de los cines mexicanos abarrotadas de títulos norteamericanos, la mayoría de dudosa calidad, no sólo en realización, sino también en contenido, ya ni hablar de asuntos como el montaje, la edición, el diseño del audio, la puesta en escena, el diseño de sets, la selección de música, etc. porque sería un cuento de nunca acabar.
A raíz de este sentimiento me puse a investigar para encontrar una luz al final del túnel y entender cómo esta marejada, esta casi turbamulta, nos está pateando el intelecto con mensajes cinematográficos de alto contenido propagandístico.
Hagamos un poco de historia. En tiempos de guerra, México y sus medios de comunicación son un buen botín para la propaganda extranjera. Hay batallas subterráneas para apoderarse del principal medio de influencia ideológica con que cuenta un país. Ya desde 1939 el gobierno de los E.U. destinó millones de dólares para hacerse de recursos humanos, técnicos, de cobertura, organizativos y logísticos para aplicarlo en nuestro país. Las consecuencias de esta intervención surtieron efecto en esos días y se siguen perfeccionando en este siglo XXI.
Hitler decía: "lo que habremos de hacer será la descomposición psicológica del enemigo por la propaganda. El pueblo enemigo debe hallarse desmoralizado y en estado de pasividad absoluta".
Antes de la guerra Alemania lanzó en México una estrategia de propaganda tendiente a convencer a la población de las bondades de aliarse a ellos. La cercanía con E.U. obligó a éste país a contraatacar por el mismo medio.
Hacia 1917 se establece en Washington el Comité Americano de Información Pública, responsable de actividades de propaganda, al frente de ésta quedó el escritor y periodista George Creel, y su campo de acción se estableció en América Latina.
El hombre buscó expertos en cuestiones regionales para realizar tareas específicas. Estos individuos debían reportar el efecto que producían las noticias, reportajes, películas y programas que se entregaban al público latino. El material era autorizado por el comité y enviado a través del departamento de servicios cablegráficos y de prensa extranjera desde E.U. Así las agencias de noticias se convierten en agencias de propaganda. Los ejemplos de noticias manipuladas se dan en la década de los 30's.
Ya desde ese tiempo el gobierno norteamericano vigilaba de cerca la actividad de la propaganda nazi en México, la penetración ideológica se daba a través de actividades supuestamente culturales, políticas, sociales y de beneficencia.
En 1940, en E.U. se crea la Oficina del Coordinador de Relaciones Comerciales y Culturales con América Latina, también llamada Oficina de Asuntos Interamericanos, dirigida por Nelson Rockefeller, nieto del millonario petrolero de la Standard Oil, quien trabajaba directamente con el departamento de Estado norteamericano.
Rockefeller sustituye a Creel y Creel, por su parte, viaja a México para asesorar la campaña presidencial de Emilio Portes Gil y es nombrado huésped de honor del gobierno de México en la toma de posesión del general Manuel Ávila Camacho.
Creel continúa vinculado al departamento de Estado de E.U. y directamente con el presidente norteamericano. Así la Oficina de Asuntos Interamericanos sería desde entonces la más influyente y poderosa en los medios masivos de comunicación mexicanos. La información que fluía era proporcionada por los funcionarios de las embajadas, habitantes de colonias norteamericanas, directores de empresas transnacionales, corresponsales extranjeros de AP, UP, INS, todos miembros del subcomité de prensa de departamento de Estado, así como influyentes personalidades de empresas como: General Electric, Anderson Clayton, General Motors, Panamerican Airways. Su método de influencia: departamentos de películas, prensa, radio y más tarde t.v. y noticias, relaciones culturales y acuerdos económicos. Para el resto de América Latina la estructura era la misma.
Hasta 1940 la batalla se libró por tomar posiciones y posesión de las armas disponibles: los medios masivos de comunicación. La estrategia para esta conquista no debía dispersarse; la publicidad es lo que da vida a todos los medios, en el rango económico y, por otro lado, el mismo contenido de los anuncios podía y debía colaborar con la guerra ideológica que iniciaba, no sólo para garantizar la unión del pueblo de México a sus ideales de guerra, sino también para asegurar que el mercado latinoamericano le fuera totalmente fiel durante generaciones futuras.
Los norteamericanos entendieron la importancia de la publicidad para lograr mayor penetración en América Latina y necesitaron información relativa a los medios. En ese tiempo no existían técnicas de ventas a través de la publicidad. Inicia la era de la imagen.
Por esos días en México no existía el término Publicidad. Es desde 1931 que se dan los primeros noticiarios CLASA con fines publicitrarios. En 1941 el gobierno de E.U. da a conocer las listas "negras" de empresarios mexicanos que favorecían o parecían favorecer a Alemania, 180 empresas recibieron represalias y obstáculos por parte del Departamento de Estado norteamericano, éste presionó a través de empresas que se relacionaban con los medios masivos: agencias de publicidad y sus clientes. Las listas negras constituyeron el método de control más directo. Los grandes anunciantes amenazan con retirar su publicidad y logran someter así a los grandes medios de comunicación masivos en México: radio, prensa y cine.
Las empresas cinematográficas norteamericanas presionadas por Rockefeller y la Oficina de Asuntos Interamericanos, amenazaron con retirar su publicidad, que llenaba varias páginas de los periódicos diariamente. El maximato norteamericano se establecía definitivamente. Las películas enviadas a América Latina iniciaron su despegue ideológico una vez consolidado el mercado al que debían llegar, la posibilidad de una segunda lectura dentro del discurso cinematográfico quedaba totalmente anulada, era el apoyo propagandístico total.
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