lunes, 22 de marzo de 2010

APUNTES: LA POBREZA EN MÉXICO

Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Los pobres son la mayoría productiva y financiera de México. Sin embargo, no cuentan en la pirámide social más que una base anónima donde descansa la afilada cumbre puntiaguda de 1% de la población que goza de las efectivas bondades del poder y del dinero.

Según cálculos del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, en 2010, seis millones de mexicanos caerán en las filas de la pobreza, es decir, que al sumarse a los 44.7 millones existentes en 2006, darán 53 millones de connacionales derrotados por las medidas económicas del Presidente del Empleo, Felipe Calderón.

De no corregirse la tendencia reinante, en cuatro años la cifra podría ser de 8.3 millones adicionales.

A fin de evitar una catástrofe social, es necesario, generar anualmente un millón 300 mil empleos constantes, sin embargo, en un año excelente el promedio laboral está entre 600 y 700 mil plazas.

En este escenario, tardaría el país de ocho a diez años para cubrir la cuota remanente de empleo.

Considerando variables comparativas, el poder adquisitivo de la población se ubica al que existió en la década de los setentas del siglo pasado.

Con estos números sorprende que el secretario del Trabajo, Javier Lozano, asegure que en los primeros 15 días de marzo se crearon 69 mil 781 nuevos empleos con registro en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y que con esta cifra, del 1 de enero al 15 de marzo suman 234 mil 255 nuevos puestos.

“Esto significa el segundo crecimiento más importante de la década, salvo indicadores de 2006; con estos 234 mil 255 nuevos empleos se recupera la totalidad de los netos perdidos que en 2009 fueron 181 mil 271 y 37 mil 535 en 2008”.

En ese tono triunfalista imposible de comprobar, el Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, profetizó que en este momento hay coincidencia de que México puede crecer entre 4% y 5%. “No hay que perder de vista la necesidad de generar prosperidad económica y bienestar social a un ritmo acelerado, que será posible si avanzamos en la agenda de reformas estructurales que requiere el país”.

Apegados al optimismo de los burócratas, México no debe preocuparse, sino ocuparse, a pesar que los centros de investigación especializada, públicos y privados, ofrezcan una postal desoladora de la distribución de la riqueza interna y el fracaso de las políticas federales en la materia.

Otra fuente, ahora el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), detalló que en 2008 cerca de 23 millones de mexicanos experimentaron “inseguridad alimentaria severa y moderada” y 25.8 millones, “inseguridad alimentaria leve”.

Que 11.2 millones de personas no pudieron adquirir la canasta de alimentos (cotizada en 864 pesos mensuales) con la que el organismo define la pobreza extrema.

Como una salida de emergencia, la industria alimenticia modificó en dos décadas el patrón de consumo popular por productos altos en calorías a precios baratos, que desataron el aumento del sobrepeso, la obesidad y las enfermedades fatales ligadas a esa decadencia física.

El Coneval aseguró que 56% de los mexicanos toman refrescos durante las comidas y pocos, aguas frescas o agua natural.

Sin posibilidades de trabajar, carentes de salarios dignos, limitados en la oferta de alimentos y suscritos permanentemente a la demagogia política de “los que menos tienen”, los pobres mexicanos son una bomba de tiempo que ninguna gobierno de las últimas décadas ha podido desmantelar.

Pero qué tal los festejos del Centenario y el Bicentenario dedicados a los héroes que nos dieron esta patria.

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