lunes, 2 de noviembre de 2009

MALA LECHE: Y NO VOTARON LOS MUERTOS

Enterados de que los muertos no votan pero algunos sí hacen ruido, los Senadores del Partido Revolucionario Institucional entregaron la carga fiscal aumentada sin decir sí ni decir no. En sus ataúdes bien alineados no hubo gesto o vacilación. El costo público y político lo cargan el Gobierno Federal y los Senadores de Acción Nacional. Las calaveras sonrientes nada más recibieron el dinero que necesitan sus candidatos para el año que entra y que el mundo truene.

Por las mismas estuvieron diversos diputados que se hicieron fantasmas chocarreros y le dieron vuelta a la incomodidad de las empresas tabacaleras para que el nuevo impuesto de dos pesos sea diferido en tres años, gradualmente. Una cosa es preocuparse por los no fumadores y otra perder el apoyo de los cabilderos del tabaco.

En lo recóndito del panteón legislativo las almas en pena de la izquierda asustan con protección legal y vías inéditas para cubrirse de la aplanadora a sueldo de la otra oposición.

Fallecidos pero no tarados, los diputados tampoco aprobaron la apertura del secreto fiscal. Exhibir los huesitos no es asunto público y menos, cuando muchos de los posibles afectados poseen unos huesotes de miedo. No. Que levanten las enaguas en otro campo santo.

Quién sí se sabe muerto fue Felipe Calderón cuando, el viernes pasado se trasladó a la ciudad de Miami, Florida, para recibir el premio de la revista Latin Trade, como líder del año. Sin embargo, el tufo a podrido fue tal que The Miami Herald no mencionó la presencia de ser tan espantoso. The Washington Post y The New York Times, menos. O sea “el líder del año” recibió trato de fosa común y regresó a la tumba con un reconocimiento hueco, igualito que su dizque gobierno para percatarse que por aquí tampoco pelaron el galardón.

En la sección VIP del panteón, la Iniciativa Privada está echando fuego por que sabe que además de ser acusados de evasores fiscales, ahora las bendiciones tributarias aplanarán el avance de la competencia ilegal: el comercio ambulante, el contrabando y otras alimañas, suficientes para mermar unos milloncitos de utilidades. Las calaveras finolis se sienten como en tiempos de Luis Echeverría, que también les pateó el pesebre. Ahí fueron de confiadas a comprarle la presidencia al señorito del empleo y miren cómo les paga.

El crimen organizado y los delincuentes libres siguen aportando cuotas de muertitos a diestra y siniestra gracias a la productividad neta y la competitividad implacable de un negocio del cual el gobierno muerde y olvida.

En el lote de los periodistas caídos, los esqueletos escriben notas e investigaciones que nadie va a leer, pero como el oficio fue introducido hasta en el calcio, los reporteros y sus redacciones brumosas nunca paran de trabajar la noticia y aguardan la llegada de los culpables de cortarles su verdad.

Catástrofes naturales sumadas a corrupción y negligencia negociada meten en el osario a cientos de víctimas sin disculpas, escrúpulos o culpa. Ciertas fortunas escurren lágrimas de gente inocente.

En la redacción DODO, como en los cementerios populares mexicanos, hemos organizado un carnaval para recibir a los DODOS de todos los tiempos que, desde otra dimensión cuántica, regresan a visitarnos y a los amigos de todas las especies que van juntando en el camino.

Para los DODOS, la muerte es vivir de otra manera.

And remember: FIGHT THE POWER

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