lunes, 5 de octubre de 2009

A TÍTULO PERSONAL: LA PARCIALIDAD CATÓLICA

Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Como es costumbre en México, las declaraciones internacionales importantes pasan de noche o no se publican por cuidar los intereses del poder ideológico, los DODOS nos permitimos tomar del periódico español EL PAÍS, un diario respetado mundialmente, este brillante diamante de mil kilos sobre la DOBLE MORAL imperante en la Iglesia Católica Universal, en donde, por un lado, están los alabados y, por otro, los lavados asquerosos de conciencia y los cadáveres pestilentes en los armarios de los curatos.

El Vaticano dice que los curas abusadores no son pedófilos, son "efebófilos"

EL PAÍS - Roma - 30/09/2009

El Vaticano cree que los casos de pederastia en el seno de la Iglesia católica son los mismos o menores que los que suceden en otros ámbitos religiosos. En una declaración emitida tras una reunión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, Silvano Tomasi, observador permanente del Vaticano ante la ONU, señaló, incorporando un matiz inédito, que "no se debería hablar de pedofilia sino de homosexuales atraídos por adolescentes. De todos los curas implicados en casos de este tipo, entre el 80% y el 90% pertenecen a la minoría sexual que practica la efebofilia, es decir, los que tienen relaciones con varones de los 11 a los 17 años".

Además, Tomasi quitó importancia a los casos: "Dentro del clero católico, sólo entre el 1,5% y el 5% de los religiosos ha cometido actos de ese tipo". Esta proporción es mucho mayor entre "los familiares, cuidadores, amigos y parientes de las víctimas", afirmó.

Tomasi respondió a las críticas vertidas por un miembro de la Unión Internacional Humanista y Ética, Keith Porteous Wood, que acusó a la Iglesia de tapar los abusos a menores y de violar varios artículos de la Convención de Derechos del Niño. El arzobispo rechazó que la responsabilidad principal se dé entre los católicos, y citó al periódico Christian Scientist Monitor, que muestra que las iglesias de Estados Unidos más afectadas por los abusos son las protestantes, mientras que en las comunidades judías también es "frecuente". La declaración concluyó: "Igual que la Iglesia católica se ha ocupado de limpiar su propia casa, sería bueno que otras instituciones hagan lo mismo e informen al respecto".


Hasta aquí la nota. No es lo mismo Juan Domínguez a Juan Nomechingues. ¿Está claro?. El delito no es el mismo, pero es igual. Sin embargo, los herederos fraudulentos de las enseñanzas de Pablo, que no de Jesús, se jactan (para no escribir se burlan) del daño físico y psicológico generado por sus ministros de culto contra niños y adolescentes aún en proceso de formación de juicios morales sólidos y propios.

El cinismo del representante religioso en un organismo internacional de primer nivel ilustra la verdadera percepción de la Iglesia Católica en cuanto a hechos delictivos imposibles de minimizar. Sea un juego de palabras o no, la intención de los prelados involucrados en estos hechos vergonzosos es inapelable y está fuera de todos los principios rectores del credo cristiano y deben de ser castigados de acuerdo a las leyes de cada país.

Buscar la comparación de culpabilidad en el resto de las religiones del mundo es una defensa estúpida. La agresión a menores de parte de adultos, supuestos guías espirituales y juramentados en el celibato, es llanamente una jijez de bajísima madre, haga quien la haga.

¿Con cuál cara se le explica a las víctimas y a sus familiares el matiz de las palabras o la diferencia de lo ocurrido? ¿Bastan tres aves marías con los respectivos padresnuestros?

Es deplorable que aun en una falta grave en el sostén dogmático de la Iglesia Católica, ésta nos venga con una retórica retorcida sólo para evidenciar una especie de llamado a la opinión general a ver en otras creencias. El delito tiene que pagarse.

La postura institucional es franca: protegerá hasta lo indecible a los prelados agresores y verá la forma de seguir funcionando y mentirle a los feligreses. El poder divino, en tal consideración, es igual de degenerado que el poder del hombre. Valiente refugio sería entonces Dios. Pero no es de esa manera. La justicia existe y está en nosotros exigir su aplicación y no ser cómplices silenciosos.

Como en nuestro país estas cosas no son ajenas, los medios miraron al cielo y no se centraron en la difusión y menos en el análisis.

No se desea importunar al catolicismo mexicano, recuerden su parentesco con la clase gobernante y el partido en el poder. Por ende, no había que hacer olas y meterse en reacciones adversas gratuitas. El pueblo siempre fiel no debe de reparar en ciertas idolatrías. Los señores curas siempre saben, según las beatas, beatos y fanáticos, cuánto necesita el alma afligida de los mortales. Aun estos santos varones están expuestos a la tentación de la carne; tantas historias de “sobrinos” del padrecito que se rumoran. Y la reducción fácil: las violaciones de infantes es una maniobra del ateísmo para confundir al creyente.

Después de leer la nota, me pregunto ¿cómo con tanta cola que le pisen, la Iglesia Católica todavía se opone cínicamente al aborto, la homosexualidad, la igualdad de sexos para alcanzar puestos decisivos dentro de la institución y otros temas cruciales en el progreso de la humanidad?

Primero cumpla el apostolado del apego a la ley, y acepte que su reino es de este mundo, por ende, tiene que responderle a los mortales.

Cristo, ¿cuántos pecados se ocultan en tu nombre?.

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