DIGNIDAD O FREAK SHOW
Por: Raúl Gómez Miguel
Una discapacidad física en cualquier ser humano es un asunto de respeto a la dignidad y respuesta médica inmediata.
Si nuestra sociedad está fundamentada en un principio de preservación de la vida también responde a la obligación de mantenerla en las mejores condiciones, por encima de intereses o credos.
Todos de mayor a menor medida somos discapacitados. Poniendo un ejemplo, está quien esto escribe que usa lentes de una graduación superior y sin ellos no podría distinguir las tinieblas de la noche. Sin embargo, mi carencia no es comparable a otras dramáticas y dolorosas.
Por ello me enoja que detrás de una fachada de supuesto altruismo, el monopolio de medios de comunicación de México use la discapacidad infantil para inventarse una fiesta centrada en el morbo y la culpa “solidarias”.
Y escribo fiesta porque se hace gala del entretenimiento, la infraestructura tecnológica y el espíritu de la temporada para meter a un país en una cruzada pro recursos económicos para aliviar las desgracias de la niñez discapacitada.
Por horas interminables las estrellas, autoridades, empresas y gente común juegan a parecer buenos y comportarse como tales donando desde un peso hasta enormes cantidades que impresionan y ganan la percepción del público.
Pocos admiten la amnesia que les anula reconocer que TELETÓN, es una marca registrada comercial y rentable, que existen paquetes publicitarios para las empresas que sutilmente son “invitadas” a contraerlos, que los Centros de atención a los discapacitados funcionan con reglas y métodos que privilegian un sentido sustentable a una ayuda general y efectiva, que los representantes públicos se cuelgan del show para no dar cuentas de su insensibilidad e incapacidad para cubrir los requerimientos de salud pública que el país estaría obligado a tener, que los famosos se aprestan a levantar la causa por obligación a la casa y por venderles a sus admiradores su rostro humano, su rostro de preocupación por los demás antes que el de la vacuidad que les caracteriza.
La cifra anual que se pone como meta es de risa loca. De querer realmente TELEVISA hacer algo en beneficio de la niñez discapacitada bastaría que donará realmente un SOLO DÍA DE GANANCIAS NETAS de la totalidad de negocios que la integran para constatar que el TELETÓN es un montaje necesario en el control y la aceptación de las masas. No en balde, en proporción la condición de clase de los mayores donantes es humilde, precisamente el sector que es vulnerable a la credibilidad reiterativa que la realidad televisiva les compromete y defiende.
Faltara más la mecánica y los ganchos del evento se orientan a exaltar la discapacidad como un circo de fenómenos disfrazado de logros e historias que conmueven a la masa. Lejos de propiciar la dignificación de los enfermos, las cámaras y los seres que las pueblan glorifican el dolor hasta el ridículo.
Por qué no se dice que los donativos son deducibles de impuestos, que el título comprado de empresa socialmente responsable ofrece ventajes financieras, que la abnegación de los grandes nombres de la comunicación es una forma persuasiva de hacerse pasar por nosotros que sin ganar los salarios exagerados que los cubren ahí andamos capoteando la vida.
Por qué la insistencia en cifras que los empresarios ajenos al monopolio por sí mismos podrían juntar sin tanta alharaca, por qué hay que posar junto a un niño discapacitado para señalarnos a los “verdaderos mexicanos”, por qué sabemos que mientras la fórmula dura seguirá el Teletón como el juego eterno de la zanahoria inalcanzable, por qué... porque es negocio y es rentable.
Eso explica que la insistencia y la falsedad de los oportunistas, acaben con el respeto mínimo que la condición humana merece, en especial, la de aquellos que tiene una existencia por venir limitada y plagada de escarnio social, pero que en su inocencia aplauden el desfile de los depredadores que se ocultan en un beso forzado o en abrazo ensayado.
Y eso es una fregadera.
domingo, 14 de diciembre de 2008
MARASSA: UNA REFLEXIÓN
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1 comentario:
Hay mucha razón en sus palabras, me hace recordar que vivimos en una sociedad translucida pero que está cegada por sus propias manos... I0000000000000 gracias por hacer éste blog, felicidadeS¡¡¡¡¡
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