domingo, 13 de diciembre de 2009

PINCHE Y PINCHE DISCOS: CUATRO DÉCADAS DEL TRI

Por.- EL DODO DJ

Cayeron del camión, las grabaciones y las imágenes de la celebración oficial de los cuarenta años en activo del grupo musical leyenda El Tri, tomadas a lo bruto y como va, el 12 de octubre de 2008 en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, y lanzadas este año de forma oficial a través de Lora Records.

La producción es sucia, mal hecha, casi casera, pero íntimamente honesta. Sin afanes estéticos mayores a un testimonio directo, el proyecto “Cuatro Décadas” es un resumen cumplido al enorme catálogo de canciones de Alejandro Lora y las diferentes formaciones que ha tenido la banda desde su primer toquín en l968.

Iniciando con el Three Souls Boogie, escuchamos 26 composiciones que guardan verdaderas apariciones históricas de esta necedad, alguna vez llamada Rock Mexicano. En el escenario desfilan: Alejandro Mancera, la segunda guitarra líder de la mejor época del conjunto; Arturo Labastida “El Papaito”, saxofonista original; Mariano Soto, baterista sustituto de Charlie Hauptvagel, el cuerero inicial; Guillermo Briseño, tecladista y compositor contemporáneo generacional; Celso Piña, el rey de la cumbia norteña, Sabo Romo, uno de los bajistas más inflados del medio, ex Caifán; Rod Levario, cantante y guitarrista de varias asociaciones vinculadas a la forma Tri de hacer rock and roll; el muñeco mayor, Lalo, de Tex Tex; ¡Chamín Correa!, el requinto del bolero y un largo etcétera que sólo la personalidad de Alex Lora puede congregar, además de los miles de fanáticos que acudieron al concierto.

En el clásico uno, dos, tres y al madrazo, la música del Tri, mal cuadrada, elemental y caricatura de los primeros discos de los Rolling Stones, el discurso fluye con el sabor agrio de las ciudades mexicanas que prometen y no cuajan. Sin embargo, la longevidad de la propuesta es una combinación correcta de varios elementos: unas bases sólidas en los larga duración iniciales y el carisma de Lora, que con los años se ha convertido en un comunicador de masas excepcional, que encontró en el habla coloquial de la gente la forma de inventarse un personaje: mal hablado, desmadroso y cábula, poseedor de una voz aguardientosa única y mil veces imitada.

El punto es que este señor, un Peter Pan emplumado, ha trepado a cuotas de popularidad permanente que suma varias generaciones de escuchas y sus creaciones se han filtrado a todo el espectro social de un país, de una manera impensable para cualquier otra competencia pasada, presente y futura. El Tri es un fenómeno envuelto en el saco del rock, según la improvisación reinante en una sociedad acostumbrado al ahí se va.

En el Tri está ejemplificado la terquedad, la eficiencia y el espíritu festivo melancólico del mexicano ideal. Por eso, no existe un connacional que no se reacciona a los cantos primarios de la banda.

Rememoró el Gómez, la primera vez que estuvo en una presentación del Three Souls, flaquito, bailando de a brinquito y con las morras en la misma frecuencia de “Chavo de Onda” o “ADO”, hoy, a pesar de la amplitud de lo vivido, nuestro editor trata de hacerme comprender el meta mensaje del tripas y se pone como loco cuando alguien le sale con discos de banditas actuales de lo que él desprecia con el término rockcitiiiiiiiiiiiiiiiiiito.

Este Dodo asistió, por invitación rigurosa, al Auditorio Nacional algunos años atrás y disfrutó de un espectáculo bastante extraño, considerando las referencias internacionales, a mi juicio, el TRI es una banda de garage con un payaso distintivo de cantante. Una de esas pruebas vivientes del surrealismo tepachero, pero es innegable el vínculo energético y catalizador que Alejandro Lora ejerce en las masas.

Si dudan, traten de conseguir el DVD (que inche producción) para que en la tranquilidad del domingo analicen eso de que cuarenta se dice fácil, pero vivirlos no es cualquier madre. Y en la primera oportunidad vayan al circo, perdón, a una tocada del Tri de México y elijan entre botarse de la risa, unirse al despiporre o parar la nariz y seguir soñando que algún día tendremos ROCK STARS de culto trasnacional.

Lou Reed es dios, jura nuestro editor, y Lora es su profeta; y ubicando distancias, no está tan errado.

El primero es el cronista duro de New York, el segundo, es la brocha gorda que pinta a la Virgen Morena, Cri-Cri, o a María Sabina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

SOLO UNA COSA MENTADO DODO ALEX TIENE 40 AÑOS Y TU NI QIEN T CONOZCA ME LLEGO POR UNA ALERTA DE GOOGLE TU PAGINA AL FIN DE SEGURO DAS DE PIPORRAZOS CON TU CINTA EN EL CABELLO DE BRONCO O LOS TEMERARIOS JAJAJAJA O CANTAS SOLO ALGUNAS CANCIONES EN INGLES Y NI SABES SU SIGNIFICADO DA RISA Q AHORA CUALQUIER WEY ESCRIBE EN INTERNET RAZA NO LE HAGAQN CASO A ESTE IGNORANTE