domingo, 22 de febrero de 2009

APUNTES: EL NEGOCIO DE LA CONFUSIÓN

Por: Raúl Gómez Miguel

A río revuelto. En la búsqueda de los votos potenciales Gobierno Federal y partidos políticos se han metido en una serie de declaraciones y contra declaraciones que sólo muestran una verdad irreductible: en uno de los momentos más difíciles de la Historia reciente las fuerzas institucionales están divididas y la solución de los verdaderos problemas nacionales seguirá siendo un telón de fondo para el desfiguro y el despiporre de los cínicos.
La mentira se adueña de la agenda pública y entre escándalos sexuales, regreso de seres funestos a la vida pública y un presidente que ha elegido no ver, México se está fraccionando al punto que el ciudadano común terminará asumiendo el control de responsabilidades que no le corresponden pero que sí le afectan: como la impartición de justicia, la seguridad y el empleo.
Vamos a hablar derecho: estamos padeciendo las peores administraciones que se tengan en la memoria inmediata por que ninguno de los grupos profesionales interesados en el poder supo cumplir correctamente con su papel designado.
El panismo está convenciendo con actos concretos a la gente que fue el peor remedio que se le pudo poner al PRI, que aprovechando la estupidez ajena campea como la fuerza líder en el espectro de las opciones electorales, y el PRD literalmente está borrado de las simpatías coherentes de la ciudadanía.
De los partidos chicos son exactamente eso: chicos para asumir responsabilidades y dar cuentas.
Y por si no alcanzará, los medios masivos de comunicación, encabezados por las televisoras privadas se alistan para jalar la cuerda y poner a las instituciones electorales en su lugar. Ni las sanciones ni las amenazas doblarán a los señores del entretenimiento y la dispersión informativa a respetar nada. Se han dado cuenta que los políticos necesitan más de ellos, que ellos de su demagogia.
Se buscan reyes de la comedia para puestos públicos por que los titulares actuales dan lástima aunque se asignen premios de quinientos mil pesos por trabajar a favor de México y de los que menos tienen.
Además, la burocracia es cobarde y a las primeras de cambio corren para sus pueblos y no salen. Tan mal estamos que hasta los adolescentes suspiran por los gobiernos fuertes de Porfirio Díaz o Plutarco Elías Calles.
El peligro no está en el narcotráfico o en la corrupción sino en la aparición de un hombre o una mujer verdaderamente audaz e inteligente que aglutine nuestro resentimiento y nos empuje a rebelarnos. Eso sí es aterrador. Pero, no se preocupen, eso sucederá cuando el expresidente Vicente Fox y su corte esté en la cárcel pagando su traición a México o el actual Primer Mandatario renuncia por ineficaz y torpe. Que conste también que estas plagas contemporáneas del país no son hijas de Carlos Salinas o del mesianismo ahistórico del Peje; son vástagas del valemadrismo ciudadano y la flojera mental de la gente dizque pensante.

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