viernes, 1 de agosto de 2008

LA STREGA: Ungüentos para volar


POR: Marcia Trejo


Quizá la idea más generalizada que se tiene de las brujas europeas es la de una anciana rostro horrible, adornado invariablemente por una o varias verrugas, vestida con una túnica negra y sombrero puntiagudo que, montada en una escoba, atraviesa el cielo nocturno. La forma en que cobró cuerpo esta imagen tiene muchos años de historia e implica una mezcla de elementos fantásticos y reales que, amalgamados y enriquecidos por la imaginación, las idiosincrasias nacionales y hasta la comercialización (mucho tiempo después), dieron como resultado una visión distorsionada de lo que verdaderamente es la brujería y sus profesionales. Posesiones, metamorfosis, conjuros, envenenamientos, encantamientos, entre muchas otras linduras fueron achacadas a las brujas, siendo uno de sus elementos más espectaculares la denominada transvección o capacidad de volar.

Hay que notar que la relevancia de la escoba como artefacto volador es de desarrollo posterior. En el principio, los “expertos” sugirieron que las brujas se dirigían a sus reuniones o sabbaths transportadas por animales como gatos, perros, bueyes, lobos, machos cabríos, carneros, etc. que, por supuesto, eran de color negro. Después se extendió la creencia de que los vehículos voladores eran palos, ruecas, palas y escobas.
Algunas teorías sugirieron que la base de esta creencia tiene fundamento real. Dejando la fantasía de lado, evidentemente acudían a pie a los aquelarres que se celebraban por la noche y es natural que llevaran un bastón y, en algunos casos, el mango de una escoba para ayudarse en el camino. El cabalgar a horcajadas sobre el mango de una escoba formaba parte de algunos de los ritos de la celebración. Puesto que el fin de los antiguos rituales de los que derivó el sabbath consistía en asegurar la fertilidad, se dice que las brujas daban vueltas alrededor de los campos montadas sobre sus bastones o escobas brincando para indicar a qué altura debían crecer las cosechas.
Posteriormente, estos ritos serían distorsionados por la mente de los inquisidores y las confesiones “voluntarias” de las acusadas quienes, en un intento vano de detener la tortura, daban rienda suelta a la imaginación y aceptaban “sugerencias” de lo que se supone habían realizado. Es curioso notar, cómo conforme van transcurriendo los años, la idea de la bruja y sus actividades va uniformándose y enriqueciéndose, hasta llegar a formar estereotipos y una de sus rasgos característicos es la capacidad de volar por medio de la utilización de ungüentos (preparación de uso externo a base de ceras y resinas).
Aunque efectivamente ciertos grupos realizaban tales ceremonias, no todas las acusadas de brujería lo hacían, aunque lo aseguraban. Existen testimonios que sostienen que ciertas personas después de usar determinados ungüentos, juraban haber acudido a las más terribles reuniones y realizado actos que consideraban sacrílegos, aunque realmente no se habían movido del lugar. La explicación la encontramos si analizamos los ingredientes de tales preparados. Dejando de lado los elementos como grasa de niño, sangre de murciélago, escamas de dragón, etc., entre los componentes encontramos una gran variedad de plantas: datura, hierba mora furiosa, beleño negro, mandrágora, cicuta, acónito, belladona, escabiosa truncada, colearía officinalis, etc. Los efectos de estas plantas sobre el cuerpo son muy variados:
a) Narcótico: produce sueño y un estado de inocencia con ausencia de movimientos y reacción a estímulos.
b) Sedante: calma el dolor o la excitación y disminuye la actividad.
c) Midriásico: dilata anormalmente la pupila.
d) Analgésico: abolición de la sensibilidad al dolor.
e) Anodino: calma el dolor.
f) Estimulante: excita la actividad funcional de los diversos órganos.
g) Escabiosa: produce sudoración.
h) Delirios: presentes en forma de trastorno de las facultades mentales, con alteración de las morales o sin ella, que se manifiesta por lenguaje incoherente, excitación nerviosa e insomnio.
i) Alucinatorio: error mental en la percepción de los sentidos no fundado en una realidad objetiva; percepción imaginaria (táctil, visual, olfatoria o gustativa, sin causa exterior).
Después de ver brevemente los efectos de tales plantas, no es de extrañar que quienes los usaban juraban y perjuraban haber volado por los cielos, copulado con animales, haber visto todo tipo de seres malignos y hasta al mismísimo diablo.
En cuanto a la forma y lugar de aplicación de los ungüentos hay referencias que mencionan las axilas, senos, perineo, sangradura (parte opuesta del codo), corva, frente, muñecas, sienes e ingles.
Aunque es difícil que una droga penetre fácilmente la piel, existen maneras de lograrlo. Si la sustancia se mezcla con aceite y se frota sobre la piel, la absorción aumentará notablemente. Si encima se añade un pequeño vendaje o apósito que retenga la humedad y macere la capa más externa de piel, la absorción está garantizada, sobre todo si se eligen zonas con mayor flujo sanguíneo como las mencionadas arriba. De lo que se desprende que su capacidad de “volar” después de todo no es completamente un mito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tan sutil como siempre, jeje es lo que hace interesante leer lo que publica