POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Ya se había tardado. Como auto-apuntarse no funciona Andrés Manuel López Obrador decidió atraerse los reflectores mediáticos recurriendo al habitual dengue de la pureza de los ideales (los suyos, se entiende), al hago berrinche y me voy, o de plano grito más fuerte para que me pelen.
Así que el triste y mal recordado, ex candidato presidencial, envió a Camilo Valenzuela, presidente del Consejo Nacional del Partido de la Revolución Democrática, una carta en la que solicita licencia como militante, mientras que la dirigencia perredista mantenga "contubernio" como el presidente Felipe Calderón y el PAN.
Ipso facto se le borró del disco duro que todavía no explica por qué a sabiendas que la elección presidencial fue fraudulenta, aceptó el resultado y montó la farsa del voto por voto, casilla por casilla, dejando a la derecha la mesa servida para que se sirviera, sin prisas y a su gusto, el destino del país.
En la misiva, fechada en La Paz, estado de México, López Obrador manifestó que las posiciones adoptadas por la dirigencia del PRD son opuestas a sus ideales y convicciones, así como contrarias a los principios que dieron origen al partido.
Si no mal recordamos, López Obrador es el clásico ejemplar del grillo mexicano, que por todas van, sin reparar en ideologías, vergüenza o escrúpulos. Que salga demócrata, no cuadra en la trayectoria dictatorial del señor.
En su carta, el tabasqueño subrayó que ha decidido dedicar todo su tiempo a seguir fortaleciendo al Movimiento Regeneración Nacional, en el cual participan militantes del PRD, PT, Convergencia y ciudadanos sin partido.
Puesto en otro ángulo, declina ser uno más en el sol , y opta por el cacicazgo de una turba que lo endiosa y ensalza.
"Mujeres y hombres de buena voluntad que luchan, con autenticidad y sin engaños, por la transformación de la vida pública del país", aseveró.
Sostuvo que de ninguna manera puede convalidar el proyecto de lo que llamó "la mafia del poder", que pretende consolidar un bipartidismo de derecha, con el PRI o con el PAN que, al final de cuentas, representan lo mismo.
Faltó decir que, nuevamente, López Obrador es la luz al final del túnel, el faro de la medianía republicana y el Mesías de los desarrapados.
"Es decir, prolongar el régimen de opresión, corrupción y privilegios que está destruyendo al país y afecta cada vez más el bienestar y la tranquilidad de la mayoría de los mexicanos".
Régimen que él cimentó y que le ha facilitado moverse a sus anchas, escogiendo las batallas que lo avienten a la contienda presidencial de 2012. Critica, pero no hace olas.
Curiosamente, afirmó que se dedicará a construir una alianza “desde abajo” con la gente en el Estado de México, para apoyar, en su momento, una candidatura que represente un cambio en beneficio de todos, en particular de los más pobres y desposeídos.
En buen español se apunta a moverle el gabán a los partidos fuertes, recordándoles que no está muerto, sólo de parranda y que es mejor presentarle respetos, o no tendrá otra que apuntarse a la grande "solito".
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